Tegucigalpa (Proceso Digital) – El más reciente estudio del Fosdeh sobre migración revela como el fenómeno de la corrupción está incidiendo cada vez en los deseos de los hondureños por emigrar, a tal grado que ya no es una aspiración solo del hondureño de a pie, también del que tiene formación académica, ante la falta de oportunidades y la incertidumbre política del país.

El desencanto con la política y los partidos políticos, la falta de respuestas al empleo, la inseguridad y la caída en los ingresos familiares, son factores que estimulan la desilusión y de acuerdo con la investigación sobre “Corrupción y Migración, causas profundas asociadas y relacionadas” del Fosdeh, el deseo de irse del país se ha instalado en la mayoría del hondureño en todos los estratos sociales.

“Se ha perdido la esperanza de que algún partido político sea capaz de eliminar o disminuir sustancialmente las prácticas de corrupción que han venido creciendo agravadas por la problemática del narcotráfico”, advierte el informe, al indicar que un 77 % de las personas objeto de la consulta no creen que la corrupción se pueda controlar en el futuro.

Las personas consultadas de diversos estratos sociales estiman que, si bien la corrupción tiene causas estructurales, sistémicas y transversales, se acrecienta en los gobiernos a causa de la impunidad y la ineficiencia en la impartición del sistema de justicia, además de la labor de los operadores de justicia. La mirada que hacen del Estado de Derecho hondureño es sumamente frágil, sin garantías en casi nada y en una total indefensión hacia la ciudadanía.

La corrupción es uno de los principales problemas que obligan a los hondureños a migrar.

La percepción sobre el comportamiento de la corrupción en el país durante el último año refleja que, a pesar de haber llegado una nueva administración gubernamental, sectores como el ámbito laboral y los retornados no solamente consideran que la situación con esta problemática continúa igual (40.7 y 34.7% respectivamente), sino que incluso ha empeorado, tal como lo manifiesta los tres sectores encuestados: (Laboral, 49.1%, Hogares, 52.4%, Retornados, 62.6%).

La corrupción de acuerdo con los consultados en la fase de encuestas y la de entrevistas cualificadas, tiene un profundo impacto en la incapacidad del Estado para resolver problemas críticos como la pobreza, la falta de oportunidades laborales y la inseguridad, empujando a los hondureños a instalar en su imaginario la intención de migrar. Más del 67% de los hondureños se quieren ir del país, señala el informe de este centro de pensamiento hondureño.

La CICIH se aleja cada vez de más.

La CICIH, sigue siendo una esperanza

Del porcentaje de hondureños que se quieren ir de Honduras por falta de oportunidades, el 93 por ciento de los consultados afirma que la corrupción influye en la determinación de migrar.

En sus respuestas, los consultados estiman esperanzas en la instalación de la Comisión Internacional contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (CICIH) por considerar que puede contribuir a mejorar las condiciones económicas en la sociedad.

Pero la llegada de la CICIH no será en el corto plazo, va para largo porque según lo informó por la ONU el sábado, “Si bien se han logrado progresos, aún quedan por aprobar reformas importantes para cumplir las garantías y requisitos jurídicos mínimos necesarios para establecer el mecanismo de lucha contra la corrupción”.

Igualmente el ministro de la Presidencia, Rodolfo Pastor de María y Campos, indicó a periodistas, hace escasos días, que los diálogos si bien avanzan, no lo hacen tan rápido como se quisiera, en su mayoría por acciones burocráticas y otro tipo de protocolos que se deben agotar.

El funcionario es del criterio que en el gobierno de la presidenta Castro, la CICIH quedará instalada, pero la operatividad de esta y sus ejecutorias tardarán un poco más. El funcionario al abordar la fragilidad del Estado de Derecho en Honduras y sus desafíos democráticos, dijo que no era fácil desmontar estructuras en un país sostenido “por alfileres”, así de frágil el país, así de frágil su democracia, detalló.

Honduras renovará el memorándum de entendimiento para ampliarlo seis meses más.

Esa fragilidad ha incidido para que el Fosdeh destacara en una de sus recientes investigaciones, cómo el deseo de migrar se ha apoderado de la mayoría de los hondureños, incluyendo sectores de los estratos de clase media e incluso académicos. Entre los sectores jóvenes en la edad de 16 a 30 años, la intención de irse del país es del 72.2%, mientras que, en las edades de 31 años en adelante, la idea de migrar ronda al 56.2% de las personas consultadas.

“Se están perdiendo las esperanzas y uno como profesor logra identificar eso ante sus estudiantes, el estudiante todavía no se ha graduado y ya tiene la intención de irse, entonces uno se pregunta por qué vienen desanimados, por qué no les interesa la clase y entonces yo creo que uno de esos factores es este desánimo que tienen, saber que van a tener que luchar mucho saliendo de una universidad al mercado laboral y que en muchas de los casos van a fracasar”, señalan los testimonios citados en la investigación.

“No me imagino un escenario que sea favorable a las personas de nuestro país en estos momentos ya que ninguno de los últimos gobiernos de los cuales yo he tenido conciencia de que existen, he sentido que tienen esa motivación o ese objetivo de dar empleo o brindar desarrollo a las personas, sino que se han encargado simplemente de engordar sus bolsas, engordar sus familias, darle empleo a sus conocidos, mas no van con el bien común, con el desarrollo de la sociedad”, cuestiona uno de los entrevistados para el trabajo investigativo del Fosdeh.

Los municipios expulsores de migrantes

Del lado de la academia consultados, el informe cita expresiones de padres con altos cargos en universidades que se sentían avergonzados con sus hijos porque les graduaron, les dieron maestrías, y éstos terminan trabajando en un call center (centro de llamadas), por un salario de 10 mil o 12 mil lempiras.

El trabajo del Fosdeh se centró en nueve municipios que concentran el mayor número de hondureños que emigran del país, siendo estos Comayagua, La Libertad, San Jerónimo, Siguatepeque, en el departamento de Comayagua; El Progreso y La Lima, en Yoro; San Pedro Sula y Villanueva, en Cortés, y Tegucigalpa, en Francisco Morazán.

Muchos grupos indígenas están abandonando sus territorios en busca del sueño americano.

Entre los hallazgos del trabajo de investigación resalta que familias con ingresos bastante estables, no descartan irse del país en el corto plazo, unos porque no saben hasta dónde podrán aguantar el delito de la extorsión, otros por la incertidumbre e inseguridad del país, y otros más porque no sienten que la nación vaya por un rumbo adecuado.

La mitad de los consultados califica de “mala” la situación económica del país, un 95 por ciento cree que el costo de vida es insostenible, y en materia de inseguridad un 44% cree que la situación se mantiene igual al 2022, mientras un 42.7% afirma que la inseguridad ha empeorado. El nivel de desconfianza en la policía nacional es del 73.8%.

De ahí que el Fosdeh entre sus recomendaciones indique que es fundamental incrementar la inversión de recursos, nacionales e internacionales, en materia de transparencia; asimismo, es urgente crear una política integral de atención al migrante retornado donde la formación técnica y la reinserción al mercado laboral desempeñen un lugar prioritario.

Recomienda también a los gobiernos locales ser partícipes en la promoción de alternativas a la migración entre su población, para lo cual, sería pertinente la creación de una Unidad de Atención y Prevención de la Migración Irregular.