Tegucigalpa – El obispo de la Diócesis de Danlí, monseñor José Antonio Canales, pidió este domingo en el cierre de la Semana del Migrante, ser solidarios con los hermanos que por múltiples razones han dejado su tierra para ir a otro lugar, no porque quieren irse, sino porque las circunstancias les obligan.

Desde la catedral de San Miguel, en el centro de Tegucigalpa, el obispo de Danlí, responsable nacional de la Pastoral de la Movilidad Humana, dijo que, hasta finales de 2019, los hondureños nos imaginábamos lo que pasaban nuestros compatriotas en su travesía por Guatemala y México hasta llegar a Estados Unidos, “pero hoy ya no nos imaginamos, estamos viendo con nuestros propios ojos”.

“Trabajar con los migrantes es una bella oportunidad para depositar en ellos los valores cristianos y por los cuales Jesús dio su vida en el calvario”, dijo al agregar que, si bien es un trabajo bello, también es difícil”.

El obispo de Danlí recordó además que la migración, un tema que ocurre en todos los continentes, no es un tema de hoy, “es de toda la historia de la vida humana, nació desde el principio de la humanidad”.

Aunque al mundo no le importan los migrantes, sino el dinero, la posición social, monseñor Canales pidió a la feligresía que no se dejen transformar por los criterios de este mundo, sino que busquen lo voluntad de Dios, lo que es bueno, lo que le agrada y lo que es perfecto.

Para el obispo Canales, hay muchas formas de ayudarle al migrante, pero que una de las mejores cosas que se puede hacer para ese fin es ayudar orientando a los migrantes, “el migrante agradece cuando se le dan orientaciones verdaderas y que le hacen que su paso sea menos difícil”, puntualizó.

Al recordar que el prójimo es la persona más cercana, el hermano, también el migrante, aquel que en uno u otro momento necesita ayuda.

“En El Paraíso, desde 2019 la gente se ha volcado a servir a los migrantes desde las 4 parroquias”, relató el sacerdote tras agregar que también se vuelve difícil porque hay que denunciar y en esa acción han perdido la vida.

“Las primeras atenciones se vieron perturbadas por traficantes de personas que aparecieron de repente”, engañando a las personas.

Al hacer referencia al Evangelio del día, monseñor Canales destacó que el Hijo de Dios no engaña, aunque su mensaje sea fuerte y sincero. “Qué pena que cada 4 años sentimos que nos engañan, qué pena, pero Jesús es la diferencia, no nos engaña, Jesús nunca dijo él que quiera venir conmigo que me siga porque todo va ser maravilloso, nunca dijo eso, no nos engañó”, reflexionó.

A continuación, Proceso Digital reproduce el evangelio según San Mateo 16, 21-27.

Desde aquel día, Jesús comenzó a anunciar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén, y sufrir mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar al tercer día.
Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo, diciendo: «Dios no lo permita, Señor, eso no sucederá».
Pero él, dándose vuelta, dijo a Pedro: «¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Tú eres para mí un obstáculo, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres».
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: «El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga.
Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará.
¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?
Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces pagará a cada uno de acuerdo con sus obras.