Tegucigalpa – Se formó en la pequeña comunidad de Pinalejo, Santa Bárbara y sus primeras obras se plasmaron en las pizarras de la escuela de su comunidad y tras décadas de tesonero aprendizaje y trabajo, su esfuerzo fue premiado llevando sus obras, ya en lienzos, a ser expuestas en la sala del reconocido Museo del Louvre, uno de los escalones más altos en el mundo del arte.

– Sus obras han sido expuestas en tres continentes y dice que continuará trabajando.

– Desde niño siempre dije que quería ser artista y le cumplí a ese niño.

Aunque soñaba desde su infancia, cuando iniciaba en el mundo de las artes plásticas, en viajar a Europa y conocer el Louvre, jamás imaginó que llegaría incluso más lejos al ser un expositor en tandestacada institución cultural.

Gabriel Zaldívar es originario de la comunidad de Pinalejo, departamento de Santa Bárbara.

Este es la historia de Gabriel Zaldívar, un pintor hondureño originario de la comunidad de Pinalejo, Santa Bárbara, que logró exponer durante un mes sus obras en el mundialmente reconocido Museo del Louvre en París, Francia, un referente mundial en el arte.

Zaldívar contó su historia a Proceso Digital de sus inicios en el arte, como se enamoró de la pintura, su exposición en el Museo Louvre y su carrera como docente.

Inicios

El pintor nació en 1966 en Pinalejo, donde creció en una comunidad que se caracterizaba por la solidaridad entre los habitantes y su preocupación por ayudar al prójimo.

“Soy el artista que soy porque crecí y me desarrollé en esta comunidad junto con una familia llena de valores y comprometida con ayudar al prójimo”, contó a Proceso Digital.

Zaldívar contó su historia de como llegó a ser docente en la Escuela Nacional de Bellas Artes y como expuso en el Museo Louvre a las cámaras de Proceso Digital.

Sus estudios los realizó en la escuela y colegio Miguel Paz Barahona de Pinalejo, aunque su segundo año de bachillerato lo finalizó en el Instituto Patria en el municipio de La Lima, Cortés.

Dijo que desde niño los maestros vieron su talento en el arte al asignarles tareas para dibujar en las pizarras el mapa de Honduras, o hacer obras de artesanías o compositores.

Los profesores me repetían mucho que debería de estudiar en la Escuela Nacional de Bellas Artes (ENBA), recordó Zaldívar.

El artista recordó con emoción cuando contó su primera caja de acuarelas indicando que entendió que el mundo podría transformarlo en colores.

Sobre su experiencia de vivir en La Lima, lo recuerda con maravilla al contar que vivir en una comunidad grande a la que estaba acostumbrado lo ayudó para que pudiera desenvolverse en ambientes más grandes.

Incluso recuerda con nostalgia cuando miraba las compañías bananeras que todavía quedaban en La Lima y la forma de política económica del municipio.

Recordó que en su época de estudiante siempre participaba en las exposiciones a las que era invitado y hacia muestras en grupos colectivos con el objetivo de buscar su lenguaje y la propia forma de expresarse.

“Consideraría que en 1989 tuve mi primer logro porque atendí una convocatoria de una bienal, entendiendo que era un profesor que venía ingresando hice una propuesta que gustó mucho y obtuve la primera mención de honor en el concurso”, destacó.

Zaldívar cumplió el sueño de cada artista que es visitar el Museo Louvre para ver la «Mona Lisa».

Aseguró que se puede vivir del arte, pero no es un camino fácil y hay que tener mucho valor para tomar una actividad que lo llena para arriesgarse.

Bellas Artes y carrera de docente

Gabriel Zaldívar ingresó a la Escuela Nacional de Bellas Artes en 1985, pero antes, contó que su forma de ingresar fue curiosa al de otros estudiantes, tras que fuera inscrito por una de sus maestras.

“La profesora de arte apareció un día en mi casa con un telegrama y les dijo a mis padres que me había matriculado en la Escuela Nacional de Bellas Artes para que fuera a hacer el examen de admisión, sin que mis papás lo supieran y sin consultarme”, narró.

Gabriel Zaldívar lleva más de 30 años de experiencia como docente en la Escuela Nacional de Bellas Artes.

Posteriormente, contó que sus padres reaccionaron de manera positiva a la iniciativa de su maestra y acordaron que él realizara el examen de inscripción en 1984.

El pintor logró pasar la prueba de admisión, se inscribió en 1985 y se graduó en la carrera de magisterio en las artes plásticas en 1987.

Al año siguiente de su graduación, la Escuela Nacional de Bellas Artes le ofreció que formara parte del cuerpo de docentes, lo que conllevó a un cambio permanente en su vida como mudarse de manera definitiva a la ciudad de Tegucigalpa.

Su misión como docente ha sido formar la nueva generación de artistas, aunque reconoce que esta profesión le ha quitado tiempo para hacer arte.

Fue una gran responsabilidad ser docente porque mi meta era formar a los futuros artistas y lo vengo haciendo por más de 30 años, celebró su carrera.

Dijo que en la ENBA ha pasado por varios talleres como escultura en madera, escultura, pero que con el tiempo quedó jefe del taller de pintura y se encarga de los procesos relacionados con la educación, pintura y la extensión de la Escuela.

Zaldívar reconoció a Proceso Digital que compaginar su carrera de docente con la de artista es complicada porque ambas demandan de suficiente tiempo, no obstante, resaltó que ha estado cumpliendo con las dos.

“Caminantes del Medioastino”

Un hecho que ocurrió y cambió la vida del pintor fue lograr la experiencia de viajar y exponer sus obras durante un mes en el reconocido museo francés “Museo del Louvre”.

Contó que esta experiencia nació en febrero de 2022 cuando hizo una exposición individual en la pinacoteca del Banco Central de Honduras (BCH) denominada “Caminantes del Medioastino”.

Explicó que la exposición estaba orientada con el tema de la migración detallando que el “Caminante” es la persona que emigra, pero también la que se queda para luchar, hacer su trabajo y el que se compromete.

1 / 10

Zaldívar comentó que su exposición en el BCH fue de febrero hasta junio del año pasado y que tuvo una reacción positiva porque fue visitada por varios sectores, incluido escuelas.

Posteriormente a su exposición en el BCH, sus obras fueron exhibidas durante el resto del año en la Galería Nacional de Arte, donde la muestra será guardada en ese lugar para futuras exhibiciones.

A raíz de mi exposición en el BCH, “El Caminante de Medioastino” se hizo muy popular en las redes sociales, incluso la exposición llegó a ser vista por una unidad de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Recibí una invitación para ser conferencista en un proyecto de conferencias para hablar sobre el arte latinoamericano y reconocieron que no tenían a ningún artista procedente de Honduras.

Por lo tanto, buscaron y vieron mis obras en las redes sociales y me contactaron a través de unos artistas mexicanos, añadió.

Museo del Louvre

Esas publicaciones de mis conferencias en México llegaron a oídos de una galería de Argentina y me hizo la invitación para exponer con ellos en la sala de “El Carrusel” del Museo del Louvre en el evento “Art Shopping Paris”.

Contó que la gente de la galería lo invitó, por lo que mandó su carpeta con su perfil para que la gente del Museo del Louvre le aprobara participar con ese proyecto.

El pintor hondureño tuvo la oportunidad de exponer durante un mes en el reconocido Museo Louvre de París.

El pintor reconoció que era difícil exponer en el Louvre porque tenía que inscribirse, lograr la selección de un espacio en la sala, pagar los gastos de viaje y estadía en París.

Agradeció que por el patrocinio del Banco Central de Honduras (BCH), la colaboración de la Universidad Pedagógica Nacional de Francisco Morazán (UPNFM) y sus familiares logró exponer su selección de seis obras en el mundialmente famoso museo parisino.

“Un día, siendo niño soñé con conocer el Museo Louvre y la Mona Lisa, algún día dije que voy a ir a Europa, pero mis sueños no ajustaron nunca como para saber que iba a exponer en los espacios del Museo de Louvre”, definió su viaje a París.

Zaldívar expuso sus seis obras en el Salón El Carrusel del Museo Louvre en el evento «Art Shopping Paris».

Prosiguió manifestando su alegría de haber expuesto en el Museo del Louvre “el arte es maravilloso, me llevó hasta allá y el espacio es espectacular”.

Zaldívar recordó que pese a que tuvo que sacrificar de no llevar suficiente ropa en la maleta para que tuviera espacio sus obras porque no tenía la capacidad económica de pagar otro equipaje, fue maravilloso compartirlas con otro tipo de público y artistas de otras culturas.

“Mi trabajo tenía el tamaño de la maleta y lo que hice fue hacer cuadros que cupieran en la maleta porque no tenía el dinero para pagar una maleta aparte. Hice una obra diseñada para poder viajar conmigo en la maleta y participar en el Art Shopping”, externó.

Sobre sus exposiciones, dijo que había como tres mil artistas compartiendo el espacio en 500 galerías.

Fue gratificante ver como mi trabajo llamaba la atención porque era diferente, conmemoró.

El viaje continuo

Después de que terminó la exposición en París, sus obras fueron distribuidas hacia Barcelona, México y una donación a la embajada de Honduras en París.

Cuando regresé de París, me llamó la curadora de la Bienal de Arte de Asia con sede en Bangladesh para ofrecerme la propuesta que exponga en esa nación con la idea de que Honduras estuviera representada por primera ocasión en ese espacio.

Contó que no pudo ir a Bangladesh porque tenía la intención de finalizar una maestría en la UPNFM, pero que pudo mandar tres obras a Bangladesh para que fueran expuestas desde diciembre de 2022 hasta diciembre de 2023.

Durante el 2023, Zaldívar logró enviar una serie a Bangladesh para que fueran expuestas en el Bienal de Arte de Asia.

Para ese propósito, reconoció que no tenía nuevas obras y que recurrió a pedir un préstamo de los trabajos que había realizado previamente, pero que estaban guardadas en la Galería Nacional de Arte.

Asimismo, contó que mientras estuvo en París conoció un grupo de artistas mexicanos y empezó la idea de hacer muestras que recorrieran toda América Latina.

Eso concluyó en varios eventos que se realizaron en la Ciudad de México y luego en Oaxaca, cuna de las artes del país azteca.

Zaldívar expuso en Oaxaca bajo el título de «Experiencia Latina».

Destacó que hasta la fecha sus obras se siguen exponiendo en Oaxaca y que ha estado representando a Honduras en varios proyectos de la UNAM.

Actualmente, señaló que está tratando un tema vinculado al “Caminante del Medioastino” llamado “Héroes y Naufragios”, que trata de la realidad hondureña.

Definió que cuando se refiere al “naufragio” es a las situaciones que ahogan a Honduras y a la sociedad como las inundaciones, la corrupción, la violencia y otras realidades que atraviesan los hondureños.

Mientras que la figura de “héroes” es al que lucha contra todas las adversidades.

Manifestó que en la UPNFM comparte los talleres de la licenciatura de la clase de arte con orientación en artes plásticas.

Gabriel Zaldívar aceptó que ser docente le ha frenado para hacer arte porque vivía de su salario, pero que con el tiempo ha logrado pintar y ser recompensado con su trabajo luego que sus obras hayan logrado ser expuestas en distintos lugares del mundo.

“Sacar el tiempo para ser artista es difícil porque me ha tocado sacrificar parte de mi tiempo de descanso, aunque los artistas nos llevamos muy bien con las noches”, reflexionó.