Tegucigalpa – Luego que las autoridades de la Alcaldía Municipal del Distrito Central  (AMDC) determinaran cerrar las casetas del Trans-450 como refugio para migrantes en tránsito por la capital hondureña, los extranjeros que buscan llegar a Estados Unidos principalmente, han improvisado un campamento en una plaza pública de la ciudad, cercana a un centro comercial que hasta el momento no restringe el ingreso de migrantes para usar sus baños.

Así lo constató Proceso Digital tras un recorrido por las calles de la capital y la ruta que cubre la construcción del Trans-450. Con carpas y en ocasiones simplemente con plásticos se ha improvisado un campamento para migrantes que buscan reunir los fondos necesarios para pagar el pasaje del transporte que los lleva hasta la frontera con Guatemala.

El costo del pasaje va desde los 30 hasta los 45 dólares (mil 125 lempiras) por persona, incluso niños, relataron varios migrantes.

Sin  ninguna queja del trato de los hondureños, no así del costo de los pasajes, los migrantes aprovecharon para agradecer la solidaridad encontrada en este país y también para externar sus deseos de año nuevo.

Solidaridad

Yovany Sanjuan, un migrante de Colombia, relató a Proceso Digital que recién llegó a Honduras, en su camino mientras cargaba a su hijo en hombros y con un bolso enfrente y una mochila encontró el brazo solidario de muchos hondureños.

Por lo anterior, dijo estar agradecido el oriundo de Barranquilla quien tiene como objetivo llegar a la ciudad de Chicago en Estados Unidos.

La propia solidaridad de los hondureños le permitió conocer el campamento improvisado que sirve de refugio para varias familias migrantes en tránsito por el país centroamericano.

 Desde su ingreso a Honduras, desde Nicaragua conoció que en la capital hondureña existía un campamento de migrantes.

Hoy llegó y pudo cambiarse de ropa y asearse un poco al igual que su esposa e hijos.

Sin embargo, esta solo es una pausa en la larga travesía que emprendió semanas atrás, ya que al reunir el costo del pasaje continuará su viaje con rumbo a EE.UU.

Navidad diferente

De su lado, Mayexi Camaño, procedente de Maracaibo, capital de Zulia al noroeste de Venezuela, relató a Proceso Digital que llegó a Honduras desde hace cuatro días y pasó la Navidad en la capital hondureña.

Aunque viaja con parte de su familia, lo más triste fue no pasar la Navidad con toda la familia, sin embargo celebró con otras familias migrantes y también decidió descansar para recuperar fuerzas y continuar su viaje.

Consideró que fue una Navidad diferente, aunque puedo celebrar con comida caliente y abrigo gracias a la solidaridad de varios hondureños.

Al igual que muchos connacionales decidió vender dulces para intentar reunir lo necesario para pagar el pasaje del transporte que de Tegucigalpa los conduce hacia Agua Caliente, Ocotepeque, frontera con Guatemala.

“Ahorita estamos cortos de dinero, entonces estamos vendiendo chupeticas, para ajustar el pasaje”, expresó.

“No me puedo quejar”

De su parte, Salazar Maryuri, quien emigró desde Apure, uno de los  veintitrés estados que, junto con el Distrito Capital y las Dependencias Federales, forman la República Bolivariana de Venezuela, contó a Proceso Digital que tras llegar a Honduras el 24 de diciembre en la víspera de la Navidad, no se puede quejar de todo el trato que ha recibido.

Aunque consideró que el costo del pasaje es el mayor obstáculo, la solidaridad de los hondureños le ha permitido la alimentación y vestimenta de su familia conformada por su esposo y tres hijos.

Compartió que su mayor deseo es llegar sanos y salvos a su destino (EE.UU) y en un plano optimista que Venezuela supere las multicrisis y pueda algún día retornar.

Insistió que no tiene queja del trato de los hondureños y hoy hasta puede descansar en el campamento improvisado y reunir las fuerzas para continuar con la travesía.

Agrupados en la capital, pero solo es una pausa

Darwin Valenzuela, procedente de Valencia, Carabobo, Venezuela, quien llegó a la capital de Honduras hace dos semanas indicó a Proceso Digital que se iniciaron a concentrar en el campamento improvisado, pero solo es una pausa ya que su objetivo no es quedarse en el país centroamericano.

Hasta el campamento han llegado varios organismos internacionales a prestar ayuda, pero el mayor muro sigue siendo el costo del pasaje que en el mejor de los casos logran conseguir por 30 dólares por persona (750 lempiras).

Un precio accesible, en comparación al resto de países de la región, sería 15 dólares (375 lempiras), consideró el migrante quien también vende dulces para completar lo necesario para continuar el viaje.

“La idea de nosotros no es estancarnos en un lugar, sino seguir avanzando”, pero a causa del alto costo del pasaje ha tenido que permanecer en Honduras durante las últimas dos semanas.

Este mismo inconveniente ha provocado que durante su instancia contabilice unos 300 connacionales que han hecho una pausa de descanso en el campamento improvisado en la capital hondureña, misma que meses atrás albergó a miles de migrantes en tránsito por el país. (RO).